domingo, 29 de marzo de 2009

TEXTO: Yury Andrea Cartagena

Bacterias caprichosas

A la hora de tratar enfermedades sexuales bacterianas, hay que enfrentarse a las caprichosas características de los organismos que las provocan. Tienen facilidad para enmascarar sus síntomas, que se confunden con los de otras enfermedades. Por ejemplo, el cuadro de la sífilis es tan variado, que en el siglo XIX se la bautizó como "la gran simuladora". Pero, a pesar de sus siniestras habilidades, las enfermedades bacterianas tienen tratamiento eficaz con antibióticos desde la década de los 50.En las de origen vírico, el mayor problema es que pueden estar en el cuerpo durante décadas sin dar síntomas, y cuando aparecen, hacerlo con virulencia. Es lo que ocurre con el más importante de ellos, el virus del papiloma humano, la principal causa del cáncer de cuello de útero. Ante el papiloma no cabe otra estrategia que la prevención, con pruebas como la citología para descartar su presencia. Desde hace un año, para el tratamiento de las verrugas que aparecen en la zona genital se utiliza una crema que las hace desaparecer en tres meses, un tratamiento más eficaz que el nitrógeno líquido utilizado hasta ahora.
La posibilidad de una vacuna que inactive el virus es real, pero no antes de diez años, el mismo plazo en que los Institutos Nacionales de Salud de EEUU consideran que podría disponerse de una vacuna contra el sida; aunque, puntualizan, sólo será parcialmente eficaz. En cambio, ya están casi a punto las dos nuevas familias de antirretrovirales, dadas a conocer en la Conferencia Internacional de Sida de Barcelona: los inhibidores de la fusión y los de la integrasa, "que permitirán recuperar a pacientes que han desarrollado resistencias a los fármacos existentes", en palabras del doctor Josep María Gatell, uno de los mayores expertos españoles en la enfermedad. Los que se han incorporado en los últimos años han supuesto una "revolución" en el sida, porque han conseguido convertir en crónica una enfermedad mortal, y porque los pacientes han visto reducido el número de pastillas que tenían que tomar.

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